viernes, 8 de agosto de 2008

NARRÍO TESTIGO DE LA HIDALGA TIERRA DE LOS BRAVOS CAÑARIS

Donal Collier y Jhon Murra (1982) consideran al Cerro Narrío como una colina con flancos escalerados de aproximadamente 100 metros de altura, situada a 700 metros al Oeste de la ciudad de Cañar, en la orilla opuesta del río Zhamzham, a una altura de 3.100 metros, s/n/m/. Sitio arqueológico que pertenece a la jurisdicción territorial de la comuna originaria de Quilloac.

Narrío, es considerado por los arqueólogos e historiadores como el más importante sitio arqueológico de la parte Sur del Ecuador, por su antigüedad y por la importancia de su cerámica. Si bien los estudios arqueológicos aportaron importante material científico para la explicación de la identidad cañari, con respecto a lo material. Sin embargo, como es obvio, la arqueología en estos casos se ha divorciado de la antropología y por lo tanto no ha vislumbrado explicaciones contundentes sobre la parte no material de la cultura cañari. Hoy a través de estudios antropológicos, de los mitos manifestados en un tiempo y espacio sagrado, de los aportes históricos y de la topografía del área de Narrío se dedujo la utilización ancestral de estos espacios.
A continuación pongo a discusión algunas ideas orientadoras sobre la importancia socio/religiosa de este sitio.

La primera tesis “Las tres grandes plazas que se localizan alrededor de las nueve pakarinas distribuidas desde la parte norte y occidente del sitio, sirvieron para entrenamiento militar”

Argumentos:

Historiadores, como Iglesias (1973), Cordero (1981), Zaruma (1980) Andrade (1997), Fray Reginaldo de Lizárraga (s. XVI), Gonzáles Suárez y otros, sostienen que los cañaris se caracterizaron por ser hombres belicosos y por ende considerados como guerreros de alta peligrocidad; debido a que fueron expertos en el manejo de la hauraca kutu y la waraka suni, motivo por el cual Tupak Yupanki, decidió enviar al Cuzco en calidad de mitimaes a los departamentos de yucay y Chira, según Soriano ().

Molina. “El Cuzqueño” (1580) advierte, que en el mes de noviembre se armaban a los jóvenes caballeros orejones en el Cuzco, hecho que consistía en pruebas, pujilatos y duros entrenamientos militares, previo a declararles hombres aptos para la guerra, evento que se desarrollaba en los sitios de entrenamiento militar. Andrade (1997) hace un importante comentario sobre la educación que recibió Atahualpa en la “Academia de Nobles” en la Ciudad Sagrada del Imperio. Barrionuevo (1975), respecto al Cuzco, advierte que a los 12 años los niños kanas están aptos para guerrear como hombres. Las prácticas de entrenamiento duran toda su vida. La honda, el liwi, wichi wichi, manejado con sobria destreza utilizaban para cazar desde pájaros, venados vicuñas, pumas y obviamente para las batallas rituales de fertilidad de la tierra. Aportes similares planeta también Martínez (1989) en Bolivia.

La suma de estos aportes teóricos, hacen pensar que los cañaris para ser de más alta preparación militar que los Incas, debieron haber tenido este tipo de escuelas de formación militar. Para mi criterio estos espacios de alta preparación militar se situaron en el Perímetro del “Cerro Narrío”, Waka local principal de los cañaris. Porque en este espacio se hallan distribuidas tres plazas y, alrededor de ellas se asentaban impresionantes montículos que sumaban un total de nueve y, que sirvieron de trincheras para el entrenamiento del tiro al blanco. En este entrenamiento perfeccionaban como dice Molina, y Andrade el manejo de las warakas kutus y sunis y, el forcejeo de cuerpo a cuerpo. Con las warakas sunis lanzaban proyectiles que consistían en frutas secas según Fok y Krener (1979) desde una pakarina a otra, que se encontraban de cincuenta a cien metros de distancia.

Segunda tesis:

“Una de las nueve pakarinas, estuvo orientada a la práctica de las batallas rituales y, en su perímetro estuvo designada a la siembra de maíz”

Argumentos:

Barrionuevo (1975) Martínez (1989), Martínez (1995) Rasnaker, González Suárez, Guamán Poma (1980) en sus investigaciones a nivel andino revelan que las batallas rituales, las ofrendas y sacrificios se realizan, junto a las Wakas mayores o Locales. Respecto al Perú y a Bolivia, comentan que este tipo de ritualidad congrega a cientos de guerreros en las altas punas, aquí prueban la hombría en dramáticas y sangrientas batallas rituales.

En el Austro, este ritual fue muy difundido y practicado, así explican investigaciones hechas por Martínez (1995), Rodas (1975) para el Azuay y Fok y Krener para el caso de Cañar. Estas investigaciones, dan cuenta que el “Pukara” se realizaba junto a las Wakas locales. Estas en el primer caso se localizan en Quingeo, Monjas y, en el segundo caso se refiere a una impresionante Waka local conocida como el “Pukarana” en Juncal. Para el caso de Cañar no existen aportes investigativos. Pero considerando los aportes de los autores antes citados, este sitio dedicado a este ritual se localiza en la parte norte del Cerro Narrío. Sitio en el que se localiza una de las más importantes pakarinas relacionada con la fertilidad, allí se ofrendaba comida ritual a través de las mesas rituales, y se sangre humana a la Pachamama a través del ritual del Pukara. Ritual que pervive aún, y que entra en escena en la Fiesta Mítica del Pawkar Raymi con las denominadas mesas rituales que lo preparan en sus propias casas. El ritual del pukara, se evidencia también a nivel de mito cantado, en el que actúa el pukarero completamente armado con su waraka suni, al son del tambor y el canto busca el sitio de pelea. Si el mito existe es porque tiempos atrás este ritual debió tener un sitio sagrado.

Zuidema (1993) al referirse al mito de Tayta Carua, sostiene que todos estos rituales relacionados con la fertilidad de la tierra giraban en torno al agua, razón por la que la mayor parte de Wakas se encuentran ubicadas en los lugares cercanos a las canales de riego. Las fiestas en estos lugares sagrados se realizaban en tiempos de siembras y cosechas maíz. Urguen también aporta con investigaciones similares sobre, la importancia del agua y del cultivo de maíz en estos rituales. Estos aportes permitieron situar a esta Pakarina, que por estar relacionada con el agua, el maíz y el pukara, la he denominado “Pakarina de la Fertilidad”. Hasta este montículo, según testimonios de los primeros propietarios llegaba el canal de riego, aún que hoy recorre hacía otro tramo. Y como es obvio pensar si llega el agua, es para ser utilizada en el ciclo del cultivo de maíz. Los terrenos de la actual urbanización Narrío tenía esta finalidad. Aquí sembraban el maíz y se practicaba toda la ritualidad correspondiente a este cultivo, hasta las batallas rituales para ofrendar sangre humana a la tierra.

Otro argumento contundente para sostener la existencia de las batallas rituales son los mitos. En el imaginario del hombre cañari pervive y entra en escena en la fiesta mítica del Pawkar Raymi un conjunto de 25 mitos que remiten información contundente sobre el ciclo vital, mítico y agrícola y, en esta literatura se explica con profundidad el sentimiento cosmovisivo y espiritual de este grupo étnico. Los mitos cantados y dramatizados como el pukara, el cóndor, toro, gallo y, la vaca lucera, remiten información de la materialización de las batallas rituales, hecho que se desata entre los hombres del hanan con los del urin. Las warakas kutus en sus distintas modalidades, que portan los carnavaleros míticos, las acrobacias desafiantes hacen alusión a pelea. La pregunta que surge es ¿en dónde realizaban las batallas rituales? Sin lugar a dudas en el perímetro de la denominada “Pakarina de la Fertilidad, porque en esta dirección se encontraban tres pakarinas de mayor altura y una plaza impresionante la misma que se encuentra entre la pakarina localizada junto al terreno de la Empresa Eléctrica y la anteriormente referida ubicada en junto a un canal de riego.

En este ambicionante recorrido de investigación, bajo la orientación teórica de Urguen, (1990), sobre la importancia del baño ritual, a nivel de las cuatro fiestas andinas más importantes del año y de manera especial el Pawkar Raymi. Por otro lado Juan de Velasco (1789) comenta que la fiesta del Pawkar Raymi estuvo precedida por tres días de ayuno, espacio en el que permanecía apagado el fuego en todas las casas, solamente podían comer frutas y hierbas después de ocultado el sol. Esta solemne fiesta comprendía tres partes: el Mushuk nina, que consistía en la renovación anual del juego sacro. La segunda parte, consistía en el encendido del fuego, sacrificios y ofrendas y, una tercera parte, celebrativa, con música, banquetes y bailes.

Este material teórico remitido por Urguen, sobre los baños rituales, condujo a que se pusiera al descubierto tres impresionantes cascadas dedicadas a la purificación espiritual y a la energitación, situadas en el en Río Zhamzham, junto la cerro Pucunshi, toponimia que significa “Escodilla de la Luna”. Sitio que por significado remite pensar a que fue un lugar dedicado a rituales lunares. Por otro lado junto a la primera cascada se localiza una impresionante caverna, que siendo partícipes de las investigaciones de Velásquez habría servido para la renovación anual del juego sacro conocido como Mushuk Nina. Los argumentos que corroboran a sostener estas ideas son los mitos que sobre estas cascadas y cavernas están en el imaginario de la gente y, que tiene que ver con lo planteado.

Propuesta

La Organización TUCAYTA institucionalizó la fiesta mítica del Pawkar Raymi, fiesta que año por año, convoca a turistas nacionales y extranjeros a admirar la riqueza cultural expresada en los mitos y rituales que se desata en torno a las comparsas carnavaleras.

Para el desarrollo de esta fiesta mítica, como se demostró en líneas anteriores se requería de un espacio sagrado, espacio que generalmente se localizaba junto a las wakas locales o de altura. En nuestro caso se localiza junto a Narrío.

Las ofrendas de comida, bebida y los pukareros que actúan en el desarrollo de las batallas rituales, están presentes vivos, actúan todos los años, y para el desarrollo del ritual improvisan espacios, porque el espacio aurático ancestral hace mucho tiempo lo arrebataron quienes ostentan el poder político y económico.

En el lugar que se sembraba el maíz, para el desarrollo de la ritualidad cíclica agrícola, en la actualidad se levanta una moderna urbanización denominada Narrío. En la plaza de entrenamiento militar o pukarana se asienta otra urbanización moderna, la misma que al derrivar dos de los montículos referidos anteriormente convirtieron al lugar en una zona de avanzada urbanística.

La historia y los documentos son testigos de la lucha incansable que hemos emprendido como organizaciones representantes del milenario asentamiento del pueblo cañari. Será porque somos víctimas de la exclusión política y social por parte de quienes ostentan el poder para que, pese a la claridad de la ley del patrimonio cultural y otros cuerpos legales, la justicia jamás ha rodando por lo menos cerca de nuestras aspiraciones. Sin embargo no hemos perdido la esperanza, estamos muy convencidos que el Gobierno de la Revolución Ciudadana del economista Rafael Correa, intervendrá en este caso con mano dura, haciendo que impere la justicia y el derecho.

Con estos argumentos, requerimos del gobierno fondos para indemnizar todos los inmuebles que se encuentran en perímetro del cerro Narrío que suman alrededor de unas tres hectáreas de terreno y declarar patrimonio cultural y arqueológico intangible cañari.

Con al recuperación de estos terrenos. Los Bravos cañaris, nos comprometemos en convertir a Narrío y su entorno en un espacio de la mejor oferta turística comunitaria del Austro. Porque pretendemos:

1. Recuperar y fortalecer el ritual de las ofrendas, comida, bebida y las batallas rituales practicadas en la fiesta de Pawkar Raymi.
2. Fortalecer la minga a través de la siembra de trigo, con el objeto de salvar la Gran Fiesta de la Cosecha a través del ritual de Haway. Una de las expresiones más importantes de la identidad cañari, la misma que por falta de terrenos camina al olvido. En esta ritualidad entra en escena un conjunto de 30 mitos cantados por un solista y el coro lo hacen las personas que cortan la gramínea.

UNA GRAN PLAZA DE RITUALIDAD CAÑARI PARA:

3. El desarrollo de la escaramuza, ritual que se ejecuta con la intervención de doce caballos amaestrados y elegantemente jaezados, dirigidos por jinetes que en su mente tiene un conjunto de 20 figuras entre totémicas, cosmovisivas, religiosas y otras que representar al son del galope del caballo. Esta ritualidad propia del Pawkar Raymi y el Inti Raymi. En la actualidad improvisan espacios. No disponemos de un lugar que convoque al desarrollo de esta importante escenografía andina.
4. Ofertar danzas rituales del “Tucuman”, damas, Rucus, Curiquingues a los turistas. En la actualidad lo apreciamos en las calles generando disgustos a los transeúntes.
5. Fortalecer el ritual del “Cuchunchi” matrimonio indígena.
6. Ofertar a los turistas el ritual del Huasi Pichay conocido como Sualay.
7. Concentrar en las zonas de amortiguamiento las fitonimias cañaris, y por ende se recuperará el sustrato de esta lengua.
8. Recuperar y concentrar plantas medicinales de la zona, en un jardín botánico.
9. Ofrecer a los turistas tejido, gastronomía, artesanías, música y, danza, etc.
10. Garantizar las prácticas de la medicina natural, utilizando los propios espacios requeridos para la sanación como los baños rituales en las cascadas.

Fuente: exposición del Lcdo. Anastasio Pichizaca

1 comentario:

NATALI dijo...

hola, interesante todo lo relacionado a tu ciudad